Un mejor llenado de las unidades de transporte reduce tanto los costes como los gases de efecto invernadero asociados. Lo mismo se aplica a los viajes en vacío realizados por las unidades de transporte. La formación de los conductores en la conducción ecológica en modo carretera también ayuda a limitar las emisiones de GEI actuando sobre el consumo.
La masificación de los flujos y la optimización de las rutas reducen el kilometraje recorrido y optimizan la tasa de carga de los vehículos de transporte. Una reducción en toneladas-kilómetros conduce a una reducción de las emisiones de GEI asociadas.
El uso de medios de transporte “más limpios” mediante el cambio de la distribución modular o el uso de energías alternativas (para el transporte por carretera y fluvial) contribuye a la reducción de las emisiones de GEI.
La elección de los transportistas comprometidos con un enfoque de RSC garantiza que el transportista ha emprendido acciones a favor del medio ambiente y que ha integrado los gestos ecológicos en sus actividades.